
Gracias por hacer posible “Siempre útiles” para más de 8.400 niños y adolescentes
11 agosto 2025Soledad vive con su hija Ashley en la comunidad de San Antonio. Ashley tiene 4 años, es creativa, divertida y muy cariñosa. Desde bebé participa en Alfombrita Viajera, y juntas han recorrido un camino que les cambió la vida.
“Yo aprendí mucho a través de ella. Lo que Ashley aprende en la Alfombrita, también me enseña a mí”, cuenta Soledad.
Gracias al proyecto, hoy en casa se hablan con respeto, usan las “palabras mágicas”, resuelven los conflictos sin gritar y se piden perdón cuando hace falta. Son pequeños gestos que marcaron una gran diferencia en su familia.
Pero no siempre fue así.
Soledad creció en una infancia dura, criada en casas ajenas y con castigos físicos. “Antes se pensaba que pegar era la única forma de corregir. Pero yo no quiero que Ashley crezca con ese miedo con el que yo crecí. Quiero que disfrute su niñez”, dice con firmeza.
Al participar de los talleres de crianza positiva, Soledad comenzó a cambiar esa historia. “Me ayudó mucho a entender que se puede educar hablando, explicando. Y eso es lo que estamos practicando en casa todos los días.”
Un gran paso fue lograr ponerse de acuerdo con el papá de Ashley. “Antes yo decía que ya no más teléfono, y él se lo volvía a dar. Ahora los dos estamos en la misma sintonía. Si mamá dice no, papá también dice no. Me apoya, y Ashley entiende los límites.”
Los cambios también se notan en Ashley: comparte sus juguetes, se expresa mejor, hace sus tareas con alegría y aprendió a pintar, a usar bien el lápiz y a reconocer los colores. Paula, su parvularia, cuenta que al principio le costaba socializar, pero que ahora canta, baila y se relaciona mucho mejor.
“Gracias a Dequení, nuestra forma de criarnos en casa cambió. Hay más juegos, abrazos y charlas. Y eso se nota en cómo Ashley está creciendo”, dice Soledad.
Y cierra con un mensaje lleno de gratitud:
“Ver la felicidad de los niños cuando reciben sus kits, cuando llega la profe, cuando jugamos y aprendemos juntos, no tiene precio. Gracias a todas las personas que hacen posible esto. Ojalá muchas más familias puedan vivir lo mismo.”