
«Estoy aprendiendo a criar desde el amor»: Soledad, mamá de Ashley
11 agosto 2025
Profes que dejan huellas 2025. Edición Especial – 40 años de Dequení
15 septiembre 2025
Rossana es mamá de tres hijos. Cuando tuvo a su hija mayor, no conocía lo que era la estimulación oportuna. “Yo creía que todo eso se aprendía en la escuela”, cuenta. Pero con Zaira, la más pequeña, su forma de criar cambió por completo.
Zaira es una niña creativa, risueña y llena de curiosidad. Desde que tenía un año forma parte del proyecto Alfombrita Viajera de Dequení, y gracias a ese espacio, Rossana también empezó a aprender y crecer como mamá.
“Con Zaira estoy haciendo todo distinto”, dice. “Antes reaccionaba rápido, me enojaba enseguida. Ahora aprendí a respirar, a darme un momento antes de hablar, a mirarla con otros ojos.”
Rossana trabaja desde su casa en el barrio Mandarinal de Ypané, vendiendo remedios refrescantes. Pasa gran parte del día con Zaira, quien la acompaña mientras juega, curiosea y pinta todo lo que encuentra: crayolas, pinceles, plastilina… “Es su forma de expresarse”, dice su mamá con ternura.
El cambio en la crianza también se nota en la forma en que se relacionan. “Ella tiene sus berrinches como todo niño, pero ya no le grito. Trato de entender qué le pasa. Le hablo con calma, la abrazo, la acompaño”, cuenta Rossana.
Antes, Zaira era muy tímida. Le costaba hablar o acercarse a otros niños. Hoy es la primera en ayudar cuando llega la profe de Dequení. “Les pasa la silla a sus compañeritos, comparte, participa, juega. Es otra nena.”
Para Rossana, el acompañamiento del proyecto fue una guía fundamental. Participar de los talleres de crianza positiva le enseñó a poner límites con amor, a comprender las emociones de sus hijos y, sobre todo, a no sentirse sola. “Todo lo que aprendemos, yo lo aplico. Y también trato de animar a otras mamás a que acompañen a sus hijos.”
Rossana se ha vuelto un apoyo para otras mujeres de su comunidad. Con empatía y compromiso, brinda contención y palabras de aliento a quienes también están aprendiendo a criar de una forma diferente.
“Mi sueño es que Zaira crezca siendo una persona solidaria, responsable y que el día de mañana pueda estudiar, hacer lo que le guste. Pero sé que todo empieza en casa. Los valores se enseñan en la familia.”
Y con una sonrisa, agradece a quienes hacen posible este camino:
“Gracias a cada persona que apoya a Dequení. Su granito de arena llega a lugares donde más se necesita. Y cambia vidas, como la nuestra.”






