
Cerca de 150 docentes participaron del Seminario Ludolecto 2025
1 agosto 2025
En el barrio La Merced, vive Silvia Noemí Bogarín, una mamá dedicada, es masajista terapéutica, esposa y soñadora incansable. Cada día comienza temprano para ella: entre cuentos que lee con su hijo menor y los preparativos escolares para su hija Gianella, Silvia encuentra el equilibrio entre el hogar, su trabajo y el amor por su familia.
Gianella, de apenas 10 años, es una niña curiosa, imaginativa y dulce, que ha crecido entre juegos de muñecas y cuadernos de tareas. Actualmente está cursando el cuarto grado en la Escuela María Ángeles García de Zúñiga de San Antonio, donde Dequení brinda acompañamiento a través del proyecto Ludolecto, que fortalece el aprendizaje de lectoescritura a través del juego en las escuelas y complementa la labor de los docentes en aulas.
Aunque tímida al principio, poco a poco Gianella ha logrado compartir aún más con sus compañeros y participar de cada clase, Ludolecto despertó en ella un entusiasmo especial, ya que, con su enfoque lúdico, le dio confianza para hablar más y mejorar su lectura.
Silvia no oculta su emoción al hablar de los logros de su hija: “Ahora habla más fuerte, tiene más seguridad, narra historias con mucha imaginación. Antes le costaba leer, pero hoy la veo avanzar”. Su relato es también el reflejo del impacto que los proyectos educativos tienen en las familias, más allá de lo académico. “Para mí lo más importante es que ella sepa que la vida no es fácil, pero que puede salir adelante si uno estudia y se esfuerza. Hoy en día ella me ayuda bastante también en mi negocio y yo le digo que es “mi secretaria”, cuenta entre risas.
Silvia reconoce que este apoyo marca una diferencia importante en la comunidad y en el aprendizaje diario de Gianella con el juego como motivación.
La familia es el motor de todo. Silvia y su esposo Sergio se reparten las tareas, se acompañan y se apoyan como un verdadero equipo. “A veces él prepara el desayuno, otras veces yo me duermo un poquito más… nos ayudamos”, comenta. Y en ese mundo compartido, Gianella encuentra su felicidad: tener a mamá y papá juntos.
La historia de esta familia nos recuerda que educar no es solo enseñar a leer y escribir. Es mirar, escuchar y estar presentes y con el acompañamiento justo, los niños pueden alcanzar todos sus sueños.
Celebramos los logros de Gianella, quien nos brinda una gran sonrisa y nos muestra como disfruta de cada uno de los juegos, aprendiendo a la vez.
Para conocer más sobre la labor de Dequení con Ludolecto en las escuelas y apoyarlos, contactá con Cinthia Sánchez, coordinadora de proyectos: csanchez@dequeni.org.py
Dequení, lo hacemos por los niños.