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5 diciembre 2019Feria “NAVIDAD GUASU” de Bazar Creativo a beneficio de la Fundación Dequení.
16 diciembre 2019La salud buco-dental es clave para el bienestar y la calidad de vida de las personas, según lo afirma la propia Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, los adultos no siempre le prestan toda la atención necesaria a la dentadura de sus hijos. Esto tarde o temprano trae consecuencias irreversibles. Por eso hablamos con la odontóloga pediátrica Marisol Carrillo y le pedimos consejos para cuidar la sonrisa de los más pequeños.
Marisol explica que la odontopediatría se trata de un campo que va mucho más allá de “solo mirar los dientes”. Nos explicó que su trabajo con los niños implica también “reconocer las costumbres alimentarias de la familia, los hábitos de higiene, de descanso, el tipo de respiración de cada niño, las posturas, el habla, la autoestima, los hábitos masticatorios, entre otras cosas”.
Si bien son muchos los factores, a lo largo de la entrevista Marisol se centró principalmente en tres elementos que son indispensables para la salud buco-dental. Primero, la alimentación saludable principalmente baja en azucares. Segundo, el cepillado y el uso del hilo dental. Tercero, la consulta temprana al consultorio odontológico para recibir las instrucciones individuales en cada caso, de modo que la boca se mantenga saludable.
Tener caries no es normal
Cuando hablamos sobre la alimentación, Marisol nos indicó que la lesión cariosa no ocurre, ni se desarrolla, en ausencia de azucares. “La caries es una enfermedad azúcar dependiente, no infecciosa, no transmisible. Debemos entender que tener caries no es normal, es absolutamente evitable y prevenible”. Nos explicó que la sacarosa es un azúcar libre de fácil fermentación, en cuya presencia las bacterias producen un ácido que causa la pérdida de minerales de la estructura dental. “Es considerado el más cariogénico de todos”, aseveró.
Por ello es importante incluso que la propia madre disminuya el consumo de la sacarosa desde la etapa intrauterina, ya que en ese momento se inician las preferencias alimentares. Esto se va consolidado durante los “primeros mil días del bebé”, apunta la profesional y agrega que, por ese motivo, “los odontopediatras somos, dentro del equipo de salud, los que recomendamos a los padres retardar el consumo de azucares en la dieta, de ser posible hasta los 2 años de edad”.
En cuanto al cepillado, explicó que además del cepillo y el hilo dental, es importante “que los niños usen pasta dental con flúor. Las cantidades deben ser indicadas por el odontólogo según la edad”. Por último, dijo que la frecuencia con que más pequeños deberían visitar al odontólogo se determina en la primera consulta. “Influyen algunos factores como la edad, los cambios dentarios y/o de crecimiento, el riesgo cariogénico del paciente, etc. Las visitas pueden ser cada 3 o 6 meses y eventualmente una vez al año. Se debe tener en cuenta que, la consulta temprana nos permite marcar el rumbo para la futura boca de los niños”, apuntó Marisol.
La incidencia del chupete sobre la dentadura de los niños
En otro momento de la entrevista conversamos con Marisol sobre el uso del chupete en la infancia. En ese sentido citó estudios científicos que concluyeron que “cerca de dos tercios de las madres ofrecen chupetes o mamaderas a sus hijos dentro del primer año de vida. Su uso por lo general va desde el primer mes y hasta los dos años”. Asimismo, agregó que tanto el chupete y como el dedo son considerados hábitos de succión no nutritiva.
Por otro lado, destacó que, si bien es cierto que actualmente la Academia Americana de Pediatría recomienda el uso de chupete nocturno como prevención del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante, al mismo tiempo se comprobó que la protección no se pierde si es que el chupete cae de la boca, por lo tanto, no es necesario volver a introducirlo durante la noche.
Otro dato importante que nos proporcionó Marisol es que, cuando el uso del chupete persiste y se mantiene más allá de los 2 y 3 años de edad, puede causar mal oclusiones. “Se producen reorganizaciones de las posiciones mandibulares y musculares en un bebé que se alimenta del pecho materno de forma exclusiva y que al mismo tiempo succiona el chupete. Hay un desacomodo oral al aprender y desaprender”, recalcó.
Si el bebé ya está utilizando el chupete, la recomendación de Marisol es que, “de preferencia, debe ser removida al final del primer año de vida, de ser posible, y fundamentalmente no sobrepasar los 3 años”. Además, es necesario tener en cuenta otros aspectos, como la utilización de un chupón con el tamaño adecuado para la edad y la cavidad bucal, la limpieza que conlleva una esterilización de desinfección periódica, y que deben ser guardados durante el periodo no activo.
Por último, hizo hincapié en que los padres deben ser conscientes de que existen muchas maneras de contención afectiva, por ejemplo: alzarle, tenerle upa, hablarle, jugar, acariciar, no solo el uso de chupetes. “La boca es un lugar muy importante en el cuerpo de mucha sensibilidad, es el centro de contacto afectivo durante la lactancia materna, una zona muy activa en los primeros meses de vida debemos darle la importancia y los cuidados que precisa”, concluyó.
Marisol forma parte del staff laboratorio de la Educación de Dequení y desde ese rol busca “ser una multiplicadora de conocimientos en salud”. Insiste en que “trabajar desde la salud es mucho más fácil que hacerlo desde la enfermedad”, por ello busca transmitir lo que sabe y ama hacer. Dice que su principal objetivo es brindar una mejor calidad de vida a sus pacientes y que ellos estén totalmente convencidos de que “la prevención es posible, fácil y mucho más económica de realizar”.
La profesional pone el foco en la educación en hábitos saludables, tanto de padres, como de niños. De ese modo busca motivarlos, de tal manera que ellos mismos sean agentes transmisores de la información y se puedan generar así grandes cambios. Concluye en que, de ese modo, “en un futuro no muy lejano podremos ver a nuestro querido Paraguay con sus hijos de bocas saludables y sonrientes, símbolo de una salud física y emocional completa y plena”.