Dequení cumple 30 años, y a lo largo de su historia, cuatro presidentes lideraron su consejo directivo: Alberto Sallustro, Alberto Gross Brown, Fernando Talavera y Beltrán Macchi. Este es un momento especial. Dequení los invita a un encuentro con los niños en la Casa de Acogida, y ellos comparten emociones y experiencia. Son empresarios, pero en Dequení son, primeramente, voluntarios.
Alberto Sallustro es presidente de Sallustro y Cía. “Tengo 5 hijos, 10 nietos y, en Dequení, muchos niños” nos cuenta “Babbio” con una alegría que irradia satisfacción. Cuando apenas habla sobre los inicios de Dequení, recuerda a su esposa Ivonne. Es que Dequení, al igual que sus hijos, los une en la dedicación.
“El Señor tocó a mi corazón. Ingresamos al Movimiento de Schoenstatt en 1984, y con el monseñor Claudio Giménez y los jóvenes de la rama masculina y femenina iniciamos Dequení, primero frente a la Universidad Católica (en el centro de Asunción) con los niños que “cuidaban” autos; después, en Eusebio Ayala y Calle Última, en la parroquia Medalla Milagrosa”. Babbio fue presidente de la Fundación durante 15 años.
Alberto Gross Brown es ingeniero y lidera la empresa de construcciones AGB. Se unió a Dequení cuando lo invitaron a una reunión de presentación de la Fundación “Nunca más me fui”, comentó. “Para mí fue una bendición encontrarme con Dequení. Estuve 8 años como presidente en un periodo de transición, teníamos que transformar una iniciativa sostenida principalmente por una familia (los Sallustro) en una organización propiedad de la sociedad paraguaya. Fue una experiencia hermosa”.
Le siguió en el cargo otro ingeniero, Fernando Talavera, socio de la empresa Talavera & Ortellado. Fernando fue presidente del consejo durante 4 años, aunque junto a su esposa Verónica suman más de 16 como voluntarios. “Fueron momentos muy lindos. La fundación fue un cable a tierra para mí que me permitió entender que, aparte de mi empresa, tenía otras cosas por las cuales trabajar”.
El actual presidente de la Fundación es Beltrán Macchi. Él también es Presidente de la Cámara de Comercio y miembro de directorio de Visión Banco, tiene una amplia trayectoria en organizaciones civiles y de Iglesia. “Llevo 5 años al frente de la Fundación, y otros tantos de participar en el consejo directivo”. La experiencia que vive en Dequení lo simplifica en una palabra “reemprender”. Renovar actividades, como la Caminata de la Solidaridad o la Cena del Pan y el Vino como espacios de solidaridad han sido desafíos en una Fundación que, en 30 años, ha tenido que renovarse y adaptarse constantemente.
Trabajar en el consejo de Dequení como voluntario
En distintos momentos de la organización, cada uno de ellos asumió importantes desafíos. Es que Dequení se enfrenta a diario con el “no dar abasto”. La pobreza afecta a más familias de las que se puede alcanzar. Iniciando desde su consejo, la Fundación se moviliza con la voluntad y la solidaridad de las personas.
“Ciertamente, Dequení requiere dedicación, pero lo más importante es acompañar a la gente”, destaca Babio sobre el trabajo voluntario de los miembros del consejo. “A mí me duele la pobreza, y en Dequení me siento útil al ayudar a la gente”.
La experiencia de Alberto Gross también fue de gran entrega: “Le dediqué mucho tiempo a la Fundación por motivos personales; yo diría que fue lo mejor que me pasó”. Alberto se siente agradecido por el apoyo que recibió desde diferentes sectores de la sociedad para fortalecer la Fundación institucionalmente.
Para Fernando Talavera, los voluntarios deben asumir un compromiso. “Creo en el voluntariado responsable, en el rol que uno ocupe. Ser presidente de Dequení es una linda labor, exige compromiso pero tiene su paga de satisfacción con creces”.
“El voluntariado en Dequení tiene una fuerza extraordinaria para sostener a la fundación” remarca Beltrán. “Tal vez, el activo más importante que tiene sea éste. El voluntariado es el que mueve al mundo y a Dequení en forma muy particular”.
Dequení, sueños en común
A estos empresarios los une un sueño de país y Dequení es el lugar donde trabajan en común. La pregunta fue ¿Qué sueñan para Dequení?: