Este viernes 23 apoyemos todos a Dequeni en el McDía Feliz
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27 noviembre 2012
Desde la Fundación Dequení queremos compartir la historia de Carmen Jara, la sonriente y tierna imagen que inspira la campaña del McDía Feliz 2012. Ella es acompañada por la fundación a través de los servicios del Centro Comunitario de Ypané, y recibió apoyo con las becas escolares (kit de útiles, buzo y calzado deportivo) con lo que se logró en el último McDía.
“Rubita”, como todos la llaman, tiene 7 años y le gusta comer tallarín con pollo; cuando grande quiere ser secretaria. Va al segundo grado de la escuela San Pedro. Ella vive con su mamá, quien es ahora el único sostén de la familia y sus cuatro hermanitos en la comunidad Tres Nacientes en Ypané.
Su maestra de grado, Clemencia Alcaraz comparte: “Ella es atenta en clase, muy responsable y puntual. Termina todas sus tareas. Yo la veo sonriente, otra vez”. Y es que “Rubita”, cuando ingresó al programa de Dequení, pasaba por momentos difíciles. Su papá estaba desempleado por una lesión en la pierna que lo había dejado con incapacidad temporal y su mamá, para mantener a la familia se empleó como trabajadora doméstica sin retiro. Los cinco hijos de la familia quedaron al cuidado de una tía en una casa de alquiler, mientras la mamá sólo podía llegar los fines de semana.
En ese contexto, la niña pocas veces asistía al centro comunitario, al igual que sus hermanitos, y por los seguimientos escolares, la educadora pudo constatar que además se ausentaba con bastante frecuencia a la escuela. La maestra advertía su poca concentración y desgano para realizar las tareas en clase y sus calificaciones bajaron. Para finales del año pasado, el bajo rendimiento de Carmen la haría repetir el 2º grado.
Los trabajadores sociales de la Fundación Dequeni acompañaron muy de cerca a la familia Jara, cuya situación afectaba la educación y la salud de sus hijos, y en especial en el caso Carmen que empezaba con síntomas de desnutrición “… me dolía mi cabeza,… todo luego me dolía…mi panza también”.
“Rubita” en esos meses participó de una jornada de diagnostico nutricional que se realizó a todos los niños de centro comunitario y los índices no fueron tan alentadores, se encontraba con un cuadro de desnutrición, con 18 kilos de peso y 11,3cm de estatura, muy por debajo de los rangos para su edad. La tía, la llevó a un centro de salud donde le realizaron los análisis de sangre que dieron como resultado un alto nivel de anemia.
Ante éste diagnóstico, Carmen recibió en la Fundación un tratamiento de nutrición que incluyó suplementos con hierro, acido fólico y vitamina C, además de doble ración de desayuno y almuerzo en el comedor del centro comunitario.
A casi un año de esta situación, la pequeña Carmen luce mejor cada día, ella misma nos cuenta “ya no me duele la cabeza” y la nutricionista confirma que “presenta signos mejorados como una disminución del dolor de cabeza, regulación del sueño, aumento del apetito, mejoramiento paulatino del pigmento facial y aumento de peso”.
Su maestra de escuela también ha notado la mejoría y comparte con satisfacción “Carmen ha mejorado sus notas en la primera etapa, creo que ahora con el seguimiento que recibe va a lograr pasar de grado este año”.
La situación ha mejorado en su casa, su mamá sigue realizando trabajos domésticos pero ya no cama adentro, contrató a una persona que cuida a sus hijos en las horas que ella está ausente, quien se encarga de llevar a los chicos a la escuela y al centro comunitario, y aunque el papá ya no vive con ellos, apoya mensualmente con recursos para la manutención de sus hijos. Rosita, la menor de la familia, recibe estimulación oportuna en el Jardín Maternal. Carmen, asiste diariamente al centro comunitario donde recibe cariño y cuidados para crecer feliz.