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Desde Hábitat para la Humanidad nos unimos a la celebración de los 30 años de Dequení. Reconocemos su trabajo incansable a favor de la niñez paraguaya, de poner en acción el derecho a la educación y de impulsar el protagonismo de los niños y sus comunidades en nuestra sociedad. Agradecemos la oportunidad de trabajar juntos en varios proyectos, poner nuestras manos en acción para construir “comunidades y esperanzas” con la Fundación.
En Proverbios 22, 6, la Biblia nos dice: “Instruye al niño en su camino y, aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”. Un libro tan antiguo como la Biblia ya menciona la gran importancia de la labor que realiza DEQUENÍ. El niño requiere acompañamiento para construir cimientos firmes desde su interior y adquirir capacidades para transformar con bondad su mundo y realidad.
Desde Hábitat para la Humanidad es difícil no hablar sobre la importancia de un hogar adecuado para los niños. Estamos convencidos del impacto que tiene la vivienda en la vida de cada persona. No deberíamos permitir, entonces, que ningún niño crezca en condiciones infrahumanas. El niño necesita un espacio para dormir, para estudiar, para compartir. Un lugar para realizar tranquilamente sus tareas escolares, un baño donde aprender buenos hábitos de higiene que lo mantengan saludable, un techo seguro que le renueve constantemente las fuerzas, desde donde salir orgulloso y con autoestima.
El artículo 100 de la Constitución Nacional lo menciona claramente. La vivienda es un derecho humano básico, tan básico que, penosamente, ha trascendido a la acción necesaria en nuestro país.
Por supuesto que hay un gran esfuerzo desde lo social, pero las políticas públicas deberían, acompañar con mayor inversión y eficacia esta tarea para que sea trasversal al desarrollo de nuestras ciudades.
El camino hacia donde debemos avanzar es el trabajo en alianzas. Concretar la articulación de acciones con organizaciones del sector público y privado. Este es el camino que estamos haciendo juntos con Dequení, ahuyentando la desesperanza de los hogares en condiciones de pobreza, evitando condiciones que enferman a los niños, retrasan su educación y afectan su desarrollo pleno.
Como vemos, el desafío de la vivienda adecuada para cada familia paraguaya es antiguo, necesitamos seguir sumando esfuerzos y multiplicando recursos, confiados en que Dios tocará nuestras mentes y corazones para construir este espacio imprescindible que necesitan los niños.
Mary Lechenuck
Hábitat para la Humanidad Paraguay
