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31 julio 2014Hay historias que inspiran. Tal es el caso de los hijos de doña Elvira, que merecen que su historia sea contada, porque a pesar de todas las adversidades que están enfrentando, hacen un gran esfuerzo por adaptarse y mantenerse como ejemplos para sus compañeros de clase, y para sí mismos.
Ulises (13) y Cindy (8) son hijos de doña Elvira Morro y don Andrés Rolón. Tras la crecida del río, tuvieron que abandonar su vivienda ubicada en la comunidad Tobati Tuya de Arroyos y Esteros, junto a otras familias también afectadas por las aguas del Manduvirá. Ahora, la familia se encuentra en forma provisoria en una casa prestada en la compañía El Carmen.
El camino habitual por donde los hermanos caminaban para llegar a la escuela, también está bajo agua. “Es enorme el sacrificio que ahora ellos hacen para asistir a clases” asegura doña Elvira, mamá de los niños.
Para ella, la permanencia de sus hijos en la escuela se puso en riesgo, debido a la considerable distancia que hoy deben realizar para llegar a sus clases diarias, unos siete kilómetros a pie.
Cindy la más pequeña de la familia, comprende muy bien la situación, nos dice “me puso triste dejar mi casa…ahora la escuela nos queda lejísimo”. Ella asiste en horas de la tarde al 3º grado de la Escuela “Don Octaviano Rivarola”, junto a su hermano Ulises quien es alumno del 8vo grado.
El acceso limitado al transporte público es una barrera importante para acceder a servicios de salud y educación, en estas comunidades rurales, bastante aisladas, distantes unos 20 kilómetros del centro urbano de Arroyos y Esteros. Sus pobladores se trasladan a pie o a caballo.
Aún en esta situación, Ulises y Cindy se destacan, en esta primera etapa del año escolar, como mejores alumnos de su grado. Por mencionar, la maestra de Cindy expresa en la libreta de calificaciones “es una niña obediente, atenta y responsable con todas las tareas asignadas”.
Doña Elvira, tiene la esperanza de volver pronto a su casa. Con su esposo Andrés se esfuerzan por salir adelante; ella es ama de casa y su esposo carpintero. Recuerda “es muy duro pasar por esto… pero no perdimos la esperanza, porque nos sentimos acompañados”.
Dequení ayuda a esta familia con varios servicios: los niños reciben apoyo y seguimiento escolar, atención en salud y nutrición adecuada. Ellos también realizan talleres de desarrollo personal, los padres son acompañados en el compromiso de su rol, que se puede visualizar en esta historia, con una gran fuerza de voluntad e inspiración.