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Tiene un hermoso nombre “Tiago Tobías” y en el centro comunitario Sagrado Corazón de Jesús todos lo llaman cariñosamente “Tobi”. El próximo 18 de agosto cumplirá 6 años y dice que se siente feliz. Este niño inquieto, juguetón y de cachetes siempre sonrojados es uno de los 588 niños de 0 a 5 años que participan en los espacios de Atención a la Primera Infancia de Dequení. Con ayuda de nuevos benefactores, la Fundación quiere ampliar esta experiencia para que otros niños como Tobías tengan la oportunidad de desarrollar sus capacidades, antes de llegar a la edad escolar.
Tobi conoció Dequení cuando tenía un año. Era aún un bebé y llegaba a diario al Centro comunitario Sagrado Corazón de Jesús de Ypané, antes de que su mamá vaya a trabajar a Ñemby como limpiadora en casas de familia. Nilda Noemi, era una mujer que había vivido bastante, a los 17 años llegó sola desde Villarrica dejando atrás una comunidad extremadamente pobre y a toda su familia. Lejos de su hogar y con 37 años ella cría a sus 4 hijos.
Tobi permanecía en el centro comunitario, mientras su mamá salía a trabajar. “Con mis otros hijos era diferente, yo salía a trabajar con ellos, me acompañaban, haga frío, lluvia o calor, ellos estaban conmigo y esto me preocupaba. Con Tobías, Dequení me ayudó”.
La maestra parvularia en Dequení, Eduarda Ibarra, explica que para ella la experiencia de Tobías la llena de especial satisfacción “Él es un ejemplo de cómo podemos estimular y desarrollar la capacidad de cada niño”.
Desde el centro comunitario orientaron a la mamá de Tobías en actividades que podía realizar en su casa para despertar el potencial de su bebé, también en prácticas de crianza y hábitos de higiene. Tobías, en el centro comunitario comía saludablemente y compartía con otros niños de su edad, también recibía atención para prevenir enfermedades y mantenerlo saludable.
“Los niños juegan la mayor parte del tiempo, leemos cuentos, realizan dibujos, van descubriendo el mundo y despertando su creatividad, reconociéndose poco a poco. También aprenden a respetarse entre sí y a compartir”, agrega Eduarda.
Tobías es un niño que hoy se expresa claramente “Vengo con mi hermana a Dequení. Da gusto jugar, la comida es rica”. Él nos cuenta que su comida preferida es el mandi´ó chyryry con queso. También que en su casa hay goteras y cuando llueve hay mucho barro. Comparte con gran ilusión “faltan dos meses para mi cumpleaños, le estoy pidiendo a mi mamá una bici”.
Este año, Tobías empezó el preescolar en la Escuela Tres Nacientes. Es un niño despierto, alegre, curioso, comparte fácilmente con los demás y manifiesta toda su personalidad. María Luján Acosta, su maestra de aula destaca que “sus logros son excelentes, le encanta pintar con tempera, es muy abierto y socializa rápidamente”. Esta situación no hubiese sido la misma sin la estimulación y el cuidado que Tobías recibió durante sus primeros años de vida.
Sólo el 16% de los niños y niñas de 0 a 5 años hoy acceden a espacios de estimulación temprana; y en los hogares, papás y mamás difícilmente conocen sobre la importancia de empezar la educación antes de la escuela. Es así, que los niños no desarrollan sus capacidades sicomotoras, cognitivas, emocionales y sociales y les resulta difícil integrarse y aprender en la escuela.
En Paraguay, un dato alarmante es el índice de deserción escolar: sólo 29 de cada 100 niños que inician la escuela, la concluyen a los 12 años.
La nutrición también es una barrera, 40% de los bebés crece con desnutrición, esto afecta seriamente sus capacidades y habilidades del pensamiento. Esto se refleja en la baja talla, retardos en el aprendizaje y como consecuencia, menor desempeño económico en el futuro. Los efectos de la desnutrición son irreversibles.
Hace algunos años Dequení inició la atención a los bebés y a los niños de primera infancia, incorporando este servicio en los centros comunitarios. Con el tiempo, también desarrolló espacios en las escuelas en dos modalidades: Maternal, (para niños y niñas de 0 a 3 años) y Pre jardín, jardín y pre escolar en escuelas (plurigrado) y centros comunitarios.
Este año, la atención a la primera infancia fue consolidándose como programa de la Fundación, buscando acompañar y proteger a los niños y niñas, especialmente en su educación, desde los primeros años de vida. Como parte de este trabajo viene apoyando a los docentes y educadoras parvularias, entregando materiales educativos y lúdicos además de capacitar a los padres y madres de familia.